martes, 16 de octubre de 2007

Mi amado CHOCOLATE

Mi querida abuela murió de vieja y de eso nada de raro tiene. Pero ahora que los científicos de más allá del mar o del Canal de Panamá se entretienen haciendo estudios de donde concluyen más de un despistador resultado, pienso que si mi abuela murió de vieja fue por su "taza diaria de cacao" como ella le decía.

Es que acabo de leer aquí otra desconocida hasta ahora propiedad del chocolate como es la de prevenir la depresión, causante de tantas muertes como la descrita en mis artículos de más abajo. Así como con las carnes rojas, el café y los huevos también el chocolate tuvo sus tímidos detractores científicos: que engorda, que aumenta el colesterol, que... ¡Hasta mi doctora me lo llegó a prohibir! Ni tanto que queme al santo ni poco que no lo alumbre.

Fui capaz de disminuir las grasas animales (¡Ese cuero tostadito del pollo asado o frito. hummmm!), pero ¿dejar el chocolate, al que me acostumbró a tomar diariamente allá en Bogotá mi querida abuela? Nooooo, ¡Jamás!

En donde mejor se hace el chocolate es en Bogotá, a la vieja usanza, aunque ya debe ser parte del folclor frente al chocolate instantáneo: una pastilla de cacao por pocillo -no taza- de agua en vasija chocolatera en donde sóla y únicamente se pone la pastilla cuando el agua hierve mas no antes; se vigila, trapo en mano, para bajar la vasija al tercer hervor. Es entonces cuando se bate fuertemente con "moninillo de palo" para que su espuma pase al pocillo chocolatero en la mesa. Se bate para producir espuma, no para deshacer la pastilla, decía mi abuela. Ese es el chocolate santafereño de la Bogotá en la que me crié. ¡Ah, y en agua, nada de leche para que no den cursos! Mientras menos cuncho en la taza, mejor preparado quedó. ¿Cómo la ven?

Imposible olvidar cuando se tomaba chocolate a la hora de las onces por allá en mis años entre niño y adolescente, llenando la taza de pan hasta el tope, tomando todo el choco apretando con la cuchara para dejar el pan casi seco y luego voltear la taza sobre el plato con magistral destreza. La sopa de chocolate se convertía entonces en torta con regaño de la abuela "por que eso no se hace en la mesa. Es mala educación" según la urbanidad de Carreño.

Con el respeto que le tengo a mi doctora, sigo tomando mi chocolate todos los días porque desayuno sin cacao, no es desayuno. A la memoria de mi abuela.

Y todavía más: El chocolate derretido en la lengua es mejor que un beso apasionado, afirma un estudio científico, según publicó la BBC recientemente.

Fotografía de Margaux Licious en Flickr

4 comentarios:

Carlos Julio dijo...

Mi estimado don_jorge.

Esa cultura tuya es muy parecida a la ecuatoriana.

Casi me hiciste oler el chocolate en mi mente, recordando...

En ecuador se llama "molinillo" el artilugio que consiste en un palo gruesito donde se cruzan unos pequeños perpendicularmente, y eso se frota con las manos, dándole el aspecto de "batidora", que de vuelta en vuelta, el chocolate se disuelve y se sube la espumita.

En la sierra ecuatoriana y en la costa, se usa el cacao amargo en barras y este, con leche y clavos de olor, se convierte en ollas de barro en un increíble néctar moreno, delicioso para todas las edades.

En navidad, en guayaquil, siempre lo preparaba mi madre. También el 31 de diciembre.

Saludos cordiales

Carlos Julio

Carlos Correa dijo...

Don Jorge el aroma da chocolate me trajo de nuevo a su blog, hace rato no pasaba por que la universidad esta muy exigente.

humm el chocolate, como extraño yo el de mi madre. La receta es casi igual pero mi vieja lo hacia en leche, en pura leche "para que le alimente"

un saludo cordial y siempre es bueno pasar por aqui

Anónimo dijo...

Carlos Julio: Somos países andinos y a lo mejor el cacao se resbaló por la gran cordillera. Lo correcto es molinillo mas mi querida abuela lo decía de otra manera. En varias regiones de mi país se hace artesanalmente el chocolate de esa manera con clavos y nuez moscada apretado no en barritas si no en bolas. Le dan el nombre de chocolate aliñado. Una variedad aliñado la producen comercialmente un par de fabricantes. Explícame eso de "se convierte en ollas de barro en un increíble néctar moreno"... quiere decir que ¿lo fermentan para lograr un licor?
Me extraña no leer tu comentario a mi último sobre elGénesis.
Un abrazo.
Jorge Chaparro Salgado.

Anónimo dijo...

Upsss, Carlos de Palimpsesto! Parece que el chocolate a demás de sabroso, energizante y afrodisíaco está fuertemente ligado a sentimientos maternales. Carlos Julio, de Manta-Ecuador, como puedes leer también lo relacionó con su mamá por allá en las navidades en Guayaquil; ahora tú, "con leche para que le alimente" según deseos de tu vieja. En mi caso invoco a mi abuela que fue junto con mi tía una de mis dos madres. Gracias por leerme. Ahí escribí otro tratando de devanar ciertas concepciones religiosas.
Un abrazo.
Jorge Chaparro Salgado
OBSERVATORIO
http://pitalituno.blogspot.com