jueves, 22 de marzo de 2007

Rubén Ordóñez Ortega: EL POETA


Conocí al abogado doctor Rubén Ordóñez Ortega hace unos seis o siete años cuando en mis ajetreos de productor de radio buscaba temas para la sección cultural de una radio revista conocida durante 40 años como “Mirador de la Semana”.

Allí estaba él en su oficina: Un abogado gerenciando una empresa departamental de comunicaciones. En mis veleidades culturales no podía imaginarme cualidades sensitivas en un burócrata, pero sólo fue saludarlo y escuchar su reposo en el hablar y su receptividad casi paternal para convencerme que estaba frente a un personaje de expresa sensibilidad.

Desde entonces tengo tres de sus obsequios: “POESÍA desde la cárcel”, una compilación comentada de poemas de internos en establecimientos carcelarios de Colombia con prólogo del mismo Rubén Ordóñez, un “apretado resumen de la obra de Preceptiva Literaria del Padre Faustino Segura…” verdadero recurso didáctico de su autoría que no debería faltar en ninguna biblioteca docente de Español y Literatura o al menos en un sitio de Internet, y “Sonetos y Bagatelas” una recuperación de sus poemas prologada por Guillermo Martínez González.

En esta noche del Día Mundial de la Poesía consagrado por la UNESCO bien pude haber acudido a aquellos clásicos que arrullaron mis nacientes amores de adolescente. A esas poesías sonoras y sencillas como las recordé en el artículo que precede. Pero por esos milagros neuronales recordé los libros recibidos en aquella entrevista y de Sonetos y Bagatelas comienzo con la mas preciosa muestra del dominio mecánico-poético “que por ahora deja su apego a lo romántico”:


Esdrújulos

Estamos construyendo un soneto prosódico,
Alejandrino y sabio, con acento esdrújulo.
No es cosa fácil darle un contorno melódico
Que consulte a belleza y a rima en suave cúmulo.

El verso entre mis pares es expresiva música
Con que canta la musa que agita nuestros bártulos.
Es danza de palabras en juego con la acústica,
Divagar entre sombras haciendo extraños cálculos.

Así voy espigando mi deambular semántico
Con el tímido paso de un aedo esquemático
Que por ahora deja su apego a lo romántico.

Tras la inasible forma de mi sueño idiomático,
Lo he modelado todo con un proceso cuántico
Que mi mente transforma en desierto lunático.


Composición que es todo un ejercicio de poética, junto con el que le sigue, Esdrújulo y agudo. Al leerlos y aún mejor, asimilarlos, es indudable que Sonetos y Bagatelas es el indicado soporte del apretado resumen de preceptiva, también de la pluma de Rubén, que muchos de nuestros noveles o autodeclarados poetas deben mas que conocer, aprender.

Hay tres sonetos con versos cortos que tratan un mismo tema y que obligan al lector en algunos de ellos a hacer pausas al final como acentuando una afirmación ineludible, al menos en los dos primeros cuartetos. Ellos son Picapleitos, Variante I y Variante II, muy propios y con la jerga de su profesión de “picapleitos”. El primero dice:

Tramitando estoy tu olvido
por un proceso abreviado.
No pretermitas, te pido,
la ocasión que has esperado.

No apeles, por Dios, sentencia
que desata nuestro sueño;
recusada fue la esencia
de nuestro ilusorio empeño.

El dictamen pericial
que dio la vida a este caso
objeción seria y formal

no admite ni por acaso.
Tu amor debe la inicial
y yo interés por atraso.

En la Variante I acepta perder el pleito aunque la prueba esté en contra de la acusada:

Tramitando estoy tu olvido
por un proceso abreviado
y aunque soy buen abogado
ya tengo el pleito perdido.

Indemnizarme no puedes.
El olvido no se paga.
A pesar de lo que haga
condenado estoy, si quieres.

La prueba en tu contra está,
tu evidente desamor
que me causó este dolor

¡demostrado a saciedad!
A la hora de la verdad,
condenado estoy mejor.

De Rubén Ordóñez Ortega dijo Guillermo Martínez González textualizando en las solapas del libro, que de “Espíritu clásico, el autor elije la elegancia de una expresión que se inclina por lo noble y permanente”, o si no que lo desmientan estos magistrales versos que, aunque aquí sacados del contesto de su poema Desde el otero, presentan la grandiosidad del poeta exaltado por Martínez González:
…………………………….
En la altura de su pensamiento
hacía frío.
En el temple de sus aceros
se helaba el miedo y la prudencia,
pues eran hijos del picacho altivo,
del nevado solitario y del hondo ventisquero.
A la par, sus corazones eran tibios
de sangre enamorada ñapanguera o josefínica,
dignos del asalto o la ternura,
sátiros y dioses, genios únicos,
solos en la cumbre,
ungidos con la terrible soledad de la grandeza.
…………………………….

Con seguridad son versos para Obando y Valencia, Mosquera y Arboleda remembrando el valle de Pubenza, según los versos que le anteceden.

Así, ni mas ni menos, es de poeta el poeta Rubén Ordóñez Ortega por quien me felicito poder dedicarle el presente quizá desautorizado comentario en este día mundial, no para rescatarlo del olvido si no para afianzarlo más en nuestras letras.

Engarzada en el Valle de Laboyos pareces
una gualda esmeralda montada sobre oro.
En el lomo robusto de los Andes verdeces
al vaivén de guaduales, cachingos y de ocobos.


Fragmento de A Pitalito
Rubén Ordóñez O.
Fotografía por Flopper en Flickr

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ruben: de nuevo Mauricio Andres Falla, me gustaria hablar contigo sobre el proyecto que tengo en el Huila, necesito tu orientacion de la mejosr manera mi celular es el 3132737774, llamame y hablamos estoy al pendiente de tu respuesta mi correso es grupofallaaldana@hotmail.com